Reconstruir nuestro techo para seguir cultivando vida en Pino Santo

Este proyecto busca la reconstrucción del techo de una casa histórica de 1902 situada en una finca autosostenible de 2.200 m² en Pino Santo, rodeada de árboles frutales. La finca fue adquirida con esfuerzo para vivir con mis hijos, cultivar nuestro propio alimento y promover un estilo de vida sostenible. La diferencia principal respecto a otros proyectos es que no solo pretende reparar una vivienda, sino preservar un patrimonio histórico rural y garantizar la continuidad de un modelo de vida autosuficiente, respetuoso con la naturaleza y con impacto positivo en la reducción de CO₂.

Objetivos

Reconstruir el techo del salón y la habitación dañados.

Mantener en pie una vivienda con valor histórico y cultural.

Continuar cultivando alimentos de forma ecológica y autosostenible.

Conservar y cuidar la finca como sumidero de CO₂ gracias a sus árboles frutales.

Fomentar el desarrollo rural y la autosuficiencia.

Promover la solidaridad y la reutilización de materiales de construcción.

Nuestra casa, construida en 1902, es el corazón de una finca autosostenible de 2.200 m² en Pino Santo, donde vivo con mis hijos. Cultivamos árboles frutales, cuidamos la tierra y aprendemos cada día el valor de vivir en armonía con la naturaleza.
El derrumbe del techo nos ha dejado en una situación difícil, pero no ha roto nuestra ilusión ni nuestro compromiso con el desarrollo rural y la conservación del patrimonio histórico.
Soñamos con reconstruir nuestro hogar, mantener viva la historia que guarda sus paredes y seguir cultivando vida.
Este proyecto no va de dinero, sino de solidaridad: si una persona o empresa quiere donar materiales o aprovechar recursos que le hayan sobrado de una obra, serán bienvenidos. Cada aporte nos acerca a recuperar nuestro refugio y a proteger un rincón de naturaleza para las generaciones futuras.

Llevo más de 25 años vinculada al mundo rural y a la gestión de fincas autosostenibles, combinando el cultivo de productos ecológicos con la educación ambiental. En nuestra finca familiar, ubicada en Pino Santo, vivimos mis hijos y yo, quienes participamos activamente en las tareas de siembra, cuidado de árboles frutales y mantenimiento de la tierra.
Además de nuestra experiencia práctica, contamos con el conocimiento y la vocación para aprovechar cada recurso, reciclar materiales y optimizar el uso del agua y la energía.
La finca cuenta con 2.200 m² de árboles frutales y huerto, herramientas básicas de trabajo y una infraestructura histórica —la casa construida en 1902— que queremos preservar y rehabilitar para seguir habitándola y produciendo alimentos de manera sostenible.